Juega con el lector, pero no le engañes
No hay nada mejor que sorprender al lector, crear giros en la trama que nunca podría imaginar y dejarlo con la boca abierta, totalmente descolocado. Ese impacto hará que todavía se enganche más, que no pueda abandonar el libro. Y si ya hablamos de la guinda final, en el desenlace, de hacerlo bien nuestra obra jamás abandonará la memoria del que nos leyó. Pero también puede ocurrir lo contrario, que se lleve un muy mal recuerdo si siente que le has engañado, que tu novela es tramposa.
Como decía en el título del post, juega con él: que crezca en su mente la sensación de que será capaz de predecir lo que sucederá, y luego muéstrale la verdad, que lo has llevado por donde tú querías, que jamás habría acertado el devenir de tu historia. Pero no le engañes: no escribas una novela tramposa, de esas que le hagan descubrir que le has tomado por idiota al ocultar persdonajes clave hasta ese desenlace, u obviado partes de un diario o sucesos necesarios cuando se suponía que la obra seguía un hilo cronológico lineal.
Sí, es muy complicado lograr ese efecto, que después de cerrar la tapa posterior y al reflexionar sobre el final se dé cuenta de que, en realidad, las pistas estaban ahí, que no te has sacado nada de la chistera. Sin embargo, de conseguirlo, habrás ganado otro fiel lector, al menos hasta tu siguiente trabajo.
Jorge A. Garrido
Tienes toda la razón. Da muchísima rabia cuando te encuentras con esto, sobre todo, en el thriller y la novela negra.
ResponderEliminarUno lee para disfrutar con el libro, no para quedarse con cara de idiota pensando que el escritor se rio de ti. Con lo bonito que es que te salga esa risa tonta y en tu mente se forme la pregunta "¿pero cómo no lo he visto?"...
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